¡Oh Jesús!

¡Oh Jesús!,

Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciando a satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

Amen.

viernes, 5 de octubre de 2012

Día de Santa Faustina




"Escribe:   Soy Santo, tres veces Santo, y siento aversión por el menor pecado.   No puedo amar al alma manchada por un pecado, pero cuando se arrepiente,  entonces Mi generosidad  para ella no conoce límites.  Mi misericordia la abraza y justifica.  Persigo a los pecadores con  Mi misericordia en todos sus caminos y Mi Corazón se alegra cuando ellos vuelven a Mí.  Olvido las  amarguras que dieron a beber a Mi Corazón y Me alegro de su retorno.   Di a los pecadores que ninguno escapará de Mis manos.  Si huyen de Mi Corazón misericordioso, caerán en Mis manos justas.  Di a los pecadores que siempre los espero, escucho atentamente el  latir de sus corazones (para saber) cuándo latirán  para Mí. Escribe que les hablo a través de los remordimientos de conciencia,  a través de los fracasos y los sufrimientos, a través de  las tormentas y los rayos, hablo con la voz de la Iglesia y si frustran todas Mis gracias, Me molesto con ellos dejándoles a sí mismos y les doy lo que desean" 
 (Diario, de Santa Faustina 1728).



“LEJOS DE SER UNA DEVOCIÓN SECUNDARIA,
EL CULTO DE LA DIVINA MISERICORDIA ES UNA DIMENSIÓN INTEGRANTE
DE LA FE Y DE LA ORACIÓN DEL CRISTIANO”
Benedicto XVI en el Domingo de la Divina Misericordia del 2006

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