¡Oh Jesús!

¡Oh Jesús!,

Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciando a satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

Amen.

lunes, 21 de enero de 2013

Testimonio de Sacerdote que enfrentó su juicio particular ante la presencia de Dios

En esta entrevista con Madre Angelica, el padre Steven Scheier, cuenta en su testimonio que no amaba su vida de sacerdote, que faltó a los mandamientos, que se confesaba con regularidad, pero no apropiadamente, que no tenía propósito de enmienda, ni dolor verdadero por sus pecados. Tomaba la confesión como un seguro contra el infierno, sus confesiones no lo condujeron a un cambio verdadero de vida. Se confesaba cuando quería, porque pensaba que tenía suficiente tiempo. Él sabía que no estaba haciendo lo que debía, que no era el sacerdote que debía ser, pero no cambió su forma de proceder. 
Parte 1,
Parte 2.
parte 3.
Parte 4.
Parte 5.

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