¡Oh Jesús!

¡Oh Jesús!,

Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho Tú lo has creado. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciando a satanás, a sus seducciones y a sus obras; y prometo vivir como buen cristiano. Muy especialmente me comprometo a procurar, según mis medios, el triunfo de los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres obras para conseguir que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que así se establezca en todo el mundo el Reino de tu Paz.

Amen.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Mensaje del Amor Misericordioso a las Pequeñas Almas, 21 de febrero de 1968

Tanto lo humano como lo divino me pertenecen. Al uno como al otro, doy el sentido que me place.
Nada es tuyo todo viene de mí.
¿No comprendes?
YO SOY y tu eres solamente en MÍ .
Fuera de mí, no existes.
El amor que brindas viene de mí.
No puedes sino abandonarte plenamente a Aquel que te rige.
Que mi hija encuentre su alegría en su "nada".
Yo animo tu humanidad y te concedo  mi divinidad por el amor con que vivifico tu alma. Alegría única porque viene de mí.
Nadie se cree nada, si Yo no se lo hago ver.
El sentimiento de tu impotencia te eleva a la altura de mi amor y de mi misericordia.
Conoce perfectamente tu miseria.
Laméntala pero no te preocupes por ella. Yo lo remedio cariñosamente.
Comprende solamente que sin mí no puedes nada.
Cree y ten esperanza únicamente en mí.
¿La vida te hiere?
Piensa que Yo soy herido profundamente a cada instante por unos ultrajes que no se pueden nombrar.
¿Tu eres incapaz?
Contémplame sobre la cruz, atado abofeteado, por el odio, incapaz también de conmover a las almas, a pesar de mí Sacrificio.
Pobre hijita mía, el dolor de tu amigo es, con mucho superior al tuyo.
Pero te quiero tanto que recibo tu dolor en mí, contigo.
Y, con el mío, es un solo y mismo dolor.